1 de mayo de 2007

Actualidad en España

Las sociedades modernas han experimentado en el último siglo cambios espectaculares, producidos por el desarrollo de la ciencia y de la técnica en todos los aspectos de la vida. Lamentablemente, todos estos progresos no siempre han ido unidos al correspondiente crecimiento moral de la persona, de tal manera que sean puestos al servicio del hombre, destinatario de los esfuerzos y los trabajos de científicos, técnicos, políticos y de todos cuantos tienen alguna responsabilidad en la vida colectiva. Este hecho refleja lo que constituye, tal vez, el drama más profundo de nuestro tiempo: la pérdida del sentido de la persona humana, el olvido de su dignidad, la esclavitud de los hombres con respecto a sus propias obras y proyectos.

La sociedad española ha madurado y crecido en la defensa de los valores de la persona. Por ejemplo, se defiende la libertad, se aboga por la supresión de la pena de muerte, de la tortura y de los trabajos forzados, hay una gran sensibilidad ecológica… A pesar de estos logros, se dan otras agresiones a la persona y a sus derechos fundamentales. En concreto, no se defiende el derecho a la vida del ser humano en estado embrionario y aún es objeto de agresiones inequívocas, tanto por la actitud de sectores amplios de nuestra sociedad como por la propia legislación vigente en España.

Parte de la comunidad científica sostiene que en los primeros instantes de la concepción no se puede hablar de vida humana, lo que permite tratar al embrión en ese periodo, como un conglomerado de células no equiparable con un ser humano. Sin embargo, esta visión no es aceptada por todos.

Desde esta asociación defendemos que “es indudable que la vida humana empieza en el mismo momento de la fecundación”

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